Tilín, tolón.
Atención, esta es la primera llamada.
Sed todos muy bienvenidos a esta que fue y será siempre casa Simona, donde vivió una pinturera casera, que así se llamaba y que es ahora "La Casa de los Títeres". Antes de entrar, frotaos las manos, abrid el corazón, despertad la sonrisa, disponeos a ver con la mirada amable de contemplar fábulas, pues la comedia está a punto de ser sembrada.
Dentro mis compañeros titiriteros despiertan a los títeres, tensan los hilos, templan las gaitas. Entrad para disfrutar, soñar, reír, que no sólo de televisiones y prisas vive el hombre.
¡Esta es la segunda llamada!
Cuando entréis, haya dentro un silencio tan profundo que si la golondrina del alero habla con sus hijas, la oigamos, y si el fantasma de Simona quisiera decirnos algo; también lo oigamos.
Y ahora permitidme quemar a los dioses de los títeres que habitan en China, este papelito, como hacen allí nuestros colegas los titiriteros chinos, para pagar a los dioses el favor de que haya llegado hasta el teatro de títeres de Abizanda este sensible, dulce y variopinto público.
Esta es la tercera y definitiva llamada.
Arriba está el gallinero, abajo la comuna o el retrete.
Por favor, no hagan fotos con flash, ni coman ni fumen dentro del teatro.
¡Pasen y vean!